Magnífica crónica narrada en primera persona y que transcurre entre
varios tiempos . El presente con ambiente distendido y amable, incluso
irónico con la gente que comparte viaje en el barco que le lleva de
vuelta a América, y el pasado, cruel y doloroso a causa de las
aberraciones políticas que le tocó vivir
Kokoshkin es mayor, tiene noventa y cinco años, pero siente el deseo de
volver una vez mas, quizá sea la última a los lugares que han formado
parte de su vida, para ello envía un mail a un amigo que conoció en una
librería de viejo en Praga en el 1968
Jakub Hlavàcek, que así se llama su amigo acepta acompañarle y
empiezan el trayecto por San Petesburgo que es donde nacio y vivió
Kokoshkin hasta la edad de cinco años, cuando asesinaron a su padre que
en aquellos momentos era ministro del Gobierno Provisional. Tras el
asesinato su madre y él se trasladan a Odesa junto al poeta Bunin y su
esposa Vera, aunque al cabo de poco tienen que huir de nuevo y se
deciden por Berlin, allí se convierten en cuidadanos apátridas igual que
todos los emigrantes rusos de aquella época. Explica que asesinaron al
padre de Nabokov al querer este ayudar a su amigo Miliukov.
También habla sobre Gorki y su doble juego "Por un lado aceptaba dinero de Lenin y por otro criticaba el terror de lenin contra artistas e intelectuales rusos"
En Berlin estudia, pero la inminente llegada de los nazis hace que huya
de nuevo, esta vez viaja solo y se dirige hacia Praga, allí conoce a
Aline, su primer amor, también a los que escriben en el periódico Prager Tagblatt, Max Brod, Johanes Urzidil, Alfred Polgard y Roda Roda, Friedrich Torberg y Egon Erwin Kisch.
Todo parece ir bien, pero la sombra de los nazis está cada vez mas cerca, así que decide embarcarse hacia América.
Al principo del libro una pasajera le pregunta el porqué de su viaje, si es causa de la nostalgia, y él responde:
No. Sencillamente tenía que ver una vez más algunos lugares de mi
pasado. San Petesburgo, Berlin, Praga, adonde me fui en el año mil
novecientos treinta y tres y volví en el sesenta y ocho durante la
llamada Primavera de Praga
Me gusta, porque no mira el pasado con rencor, las cosas son como son y
así deben aceptarse, y si a uno le toca dar tumbos por el mundo hasta encontrar su lugar pues se da tumbos.
Tras el viajes, cuando baja del barco y pide un taxi, el taxista le pregunta a dónde le lleva, él responde :
A Boston
A casa.
Porque es así, uno es de donde hace su vida y forma sus raíces.
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