domingo, 16 de diciembre de 2012

Las leyes de la frontera- Javier Cercas



















Sinopsis

En el verano de 1978, cuando España no ha salido aún del franquismo y no termina de entrar en la democracia y las fronteras sociales y morales parecen más porosas que nunca, un adolescente llamado Ignacio Cañas conoce por casualidad al Zarco y a Tere, dos delincuentes de su edad, y ese encuentro cambiará para siempre su vida. Treinta años más tarde, un escritor recibe el encargo de escribir un libro sobre el Zarco, convertido para entonces en un mito de la delincuencia juvenil de la Transición, pero lo que el escritor acaba encontrando no es la verdad concreta del Zarco, sino una verdad imprevista y universal, que nos atañe a todos. Así, a través de un relato que no concede un instante de tregua, escondiendo su extraordinaria complejidad bajo una superficie transparente, la novela se convierte en una apasionada pesquisa sobre los límites de nuestra libertad, sobre las motivaciones inescrutables de nuestros actos y sobre la naturaleza inasible de la verdad. También confirma a Javier Cercas como una de las figuras indispensables de la narrativa europea contemporánea.

El tema no es original puesto que sobre él se ha escrito mucho,  incluso rodado películas, pero es que  está muy bien narrado y desde las primeras páginas de la novela  me he encotrado compartiendo, participando con los personajes.

Hay personas que nacen marcados por el destino, familias pobres y desetructuradas sin posibilidad de mejorar,  y si cometen un error no les está permitido rectificar, en cambio otras tienen en sus manos el poder decidir qué hacer con su vida.

El Zarco le dice al Gafitas que abandone, que regrese a los estudios y a su familia, pues nunca será como ellos, a lo que éste responde:
 ¿porqué no soy como vosotros?
En las úlimas páginas del libro,Gafitas,han pasado treinta años y ahora le llaman por su nombre, dice:
¿por qué ellos y yo no?
Es sobrecogedor.
Los que tenemos una edad  hemos visto o vivido situaciones similares.Algún  amigo o conocido murió a causa de la droga. Mientras leía pensaba en  El Vaquilla, y el director que lo encumbró a la fama, y me pregunto para qué le sirvió esa fama ¿acaso pensó de verdad que con hacerle protagonista de una película le ayudaría a salir a flote de la mala vida? Pienso que `por el contrario, quizá esa fama  le hundió más y más hasta el terrible fin.
Una novela que da qué pensar, conversaciones directas y claras, lugares y entornos que conozco muy bien. Me ha encantado y recomiendo su lectura.

Como siempre, dejo algunos párrafos:
-No lo sé; puede ser. Ahora detesto a los que lo han hecho-en realidad, esa es una de las razones por las que acepté hablar con usted: para que termine con las patrañas y diga la verdad sobre él-, pero quizá el primero en idealizarlo fuera yo. Puede ser. En cierto modo sería lógico. Mire, aquel principio de verano yo solo era un chaval imberbe y asustado que casi de un día para otro había visto que sus mejores amigos se convertían en sus peores enemigos y que su familia ya no era capaz de defenderle y que todas las cosas que había aprendido hasta entonces no le servían para nada o estaban equivocadas, así que ¿cómo quiere que, pasada la inquietud o el miedo de los primeros días, no prefiriera quedarme con el Zarco y su basca?....

Esa era la historia que se repetía sin demasiadas variaciones en cada capítulo
-Y usted de algún modo empezó a identificarse con ella.
-Quite el de algún modo: ¿para qué sirven las historias si no es para identificarse con ellas? y sobre todo:¿para qué le sirven a un adolescente?...

Lloré mucho rato allí, en silencio, sentado casi a oscuras junto a mi padre en aquel comedor semi vacío de una casa de perdida en un pueblo perdido, con un desconsuelo que no conocía o no recordaba, con la sensación de haber de haber desentrañado de golpe el significado completo de la palabra fracaso y de haber descubierto un sabor desconocido, que era el sabor de la vida adulta

Soy de los que piensan que la ficción siempre supera a la realidad pero la realidad siempre es más rica que la ficción.